Apareció un nuevo integrante de la familia del hombre
El Australopithecus sediba fue hallado en una cueva
sudafricana. Su mandíbula y su dentadura se parecen a las de los humanos.
Antepasado misterioso
La Vanguardia. Especial - 14/04/13
Su cerebro medía unos 420 centímetros cúbicos, un tamaño
similar al de un cerebro de chimpancé. Pero su mandíbula y su dentadura
recuerdan más a la humana que a la de los simios. Su tórax tenía forma de
campana, como la de los primates que viven en árboles, y no de barril, como la
de los humanos que corren por el suelo. Pero su columna vertebral ya tenía una
estructura como la humana, con el mismo número de vértebras lumbares y la misma
curvatura en la parte inferior de la espalda. Sus brazos y sus hombros también
estaban diseñados para ser ágiles por las ramas. Pero sus piernas y su pelvis
ya estaban adaptadas a la marcha bípeda.
Este es el retrato que hizo un equipo internacional de
paleoantropólogos, dirigidos por Lee Berger, de una especie de australopiteco
descubierta en Sudáfrica en 2008. Después de cuatro años de investigación, la
imagen que emerge del Australopithecus sediba es la de un homínido mitad simio
mitad humano. Una criatura desconcertante que los científicos aún no saben
dónde ubicar en el árbol de la evolución humana.
Sus descubridores sostienen que puede ser la especie a
partir de la que se originó el género humano. Le pusieron como denominación
sediba precisamente porque significa manantial en la lengua sotho que se habla
en la región.
Si esta hipótesis es correcta, los 7.000 millones de
personas que vivimos hoy en la
Tierra seríamos descendientes de un puñado de Australopithecus
sediba que vivieron en Africa hace unos dos millones de años. Y, por el
contrario, no seríamos descendientes de la especie de Lucy, Australopithecus
afarensis , que quedaría relegada –siempre y cuando tenga consenso este nuevo
plateo– a una vía secundaria de la evolución.
Por ahora ningún paleoantropólogo considera que esta
hipótesis esté demostrada. Y algunos, aun reconociendo que la nueva especie
aporta una valiosa pieza al rompecabezas de la evolución, se declaran
abiertamente escépticos. Si los primeros humanos ya habían aparecido hace unos
dos millones de años, y los restos que se han encontrado de Australopithecus
sediba tienen la misma antigüedad, “llegó demasiado tarde a la fiesta para ser
el ancestro de Homo”, ha declarado Brian Richmond, de la Universidad George
Washington, a la revista Science. El primer fósil del australopiteco se
descubrió en agosto del 2008 en el yacimiento de Malapa, en Sudáfrica.
Esos restos tan valiosos fueron encontrados por casualidad
por el hijo de Lee Berger, que entonces tenía nueve años, un día que acompañaba
a su padre al yacimiento. Desde entonces se han hallado más de 220 fósiles de
cuatro especímenes que han permitido reconstruir el esqueleto casi completo del
nuevo australopiteco.
Más de cien investigadores de varios continentes,
coordinados por Berger desde la
Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), han trabajado
durante más de cuatro años para comprender cómo era el Australopithecus sediba
y qué lugar ocupó en la historia de la evolución humana. Los resultados del
trabajo se presentaron ayer en seis artículos en la web de Science.
Estos resultados amplían los de las primeras investigaciones
de la nueva especie que se presentaron en el 2010 y el 2011. Los últimos datos
indican que el sediba tiene múltiples rasgos en común con el Australopithecus
africanus que vivió poco antes en la misma región y con los humanos que
vivieron poco después. En cambio, comparte menos rasgos con la especie de Lucy,
que se extinguió en el este de Africa hace 2,9 millones de años. Berger propone
que el Australopithecus sediba pudo ser descendiente del africanus y ancestro
del género Homo.
Como se ve entonces, muchas posibilidades están abiertas
para catalogar a este nuevo integrante de la familia del hombre. Pero ninguna
de ellas puede confirmarse hasta el momento. Se necesitan más estudios para
saber cuál sería la definitiva.
Una hipótesis alternativa sería que el linaje humano fuera
descendiente del africanus, pero no del sediba. También cabe la opción de que
no fuera descendiente de ninguno de los dos. La solución al enigma la pueden
aportar los restos de Little Foot, otro australopiteco descubierto en Sterkfontein,
a 15 kilómetros de Malapa.
Las investigaciones sobre Little Foot, que probablemente
tiene unos tres millones de años de antigüedad, todavía están en curso.
http://www.clarin.com/sociedad/Aparecio-nuevo-integrante-familia-hombre_0_901110008.html
El “padre” de la especie humana, más antiguo de lo que se
creía
El hallazgo se hizo al analizar el ADN de un afroamericano
que murió en el actual EE.UU.
Investigación. Michael Hammer encabezó el equipo que realizó
el trabajo.
La Vanguardia. Especial - 11/03/13
Especialistas de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos,
hallaron un cromosoma distintivo que revela nueva información sobre el origen
de la especie humana. Entre otras cuestiones, demuestra que el último ancestro
masculino es dos veces más antiguo de lo que se pensaba: tiene unos 340 mil
años.
Una posible explicación a esta teoría es que hace cientos de
miles de años los humanos modernos y arcaicos en Africa central se cruzaran, lo
que añadió un nuevo ejemplo de mestizaje, como lo son los Neandertales ( Homo
neanderthalensis ) en Oriente Medio o los Denisovanos en algún lugar en el
sudeste de Asia.
Sorprendentemente, la génesis de este trabajo, publicado por
la revista especializada The American Journal of Human Genetics , está en la
muerte de un hombre afroamericano que vivía en el estado de Carolina del Sur.
Hace unos años, uno de sus parientes presentó una muestra de su ADN a una
compañía privada llamada Family Tree DNA para el análisis genealógico. Los
genetistas pueden utilizar estas muestras para determinar cómo se relacionan
los humanos unos con otros. Los datos de estos ensayos habían demostrado que
todos los hombres obtuvieron su cromosoma Y (cromosoma sexual que sólo está
presente en los hombres) de un antepasado masculino común.
Esta genética, conocida como “Adán”, vivió entre hace 60 mil
y 140 mil años. Pero el ADN del fallecido determina que posee un cromosoma Y
que no se parecía a ningún otro hasta ahora analizado. Ante este caso, los
genetistas de la
Universidad de Arizona, con sede en Tucson, realizaron
algunas pruebas adicionales, y pusieron de manifiesto que el hombre fallecido
no descendía de la genética “Adán”. De hecho, su cromosoma Y era tan distinto
que su linaje masculino estaba separado de todos los demás cerca de 338 mil
hacia atrás.
“El árbol genealógico del cromosoma Y es mucho más antiguo
de lo que pensábamos ”, sostuvo el antropólogo Michael Hammer, uno de los
autores de la investigación, que apuntó que “todavía es necesario más trabajo
adicionar para confirmar, de manera más exacta, los años que quedan por contar”.
Además, durante esta investigación, el equipo encabezado por
Hammer examinó una base de datos africana de cerca de 6 mil cromosomas Y y
encontró similitudes entre el fallecido y los de las muestras tomadas de once
hombres, todos originarios de una aldea de Camerún.
“Esto puede indicar que el fallecido, estadounidense, tiene
sus antepasados en Africa”, explicó Hammer.
Los primeros fósiles humanos anatómicamente modernos se
remontan a tan sólo 195 mil años, por lo que el cromosoma Y hallado ahora es
una escisión en el linaje del resto de la humanidad, anterior a que apareciera
la especie. Los expertos señalaron que una posibilidad es que el cromosoma Y
del fallecido pudo haber sido heredado de una población humana arcaica, que
desde entonces se ha extinguido. Si ese es el caso, en algún momento en los
últimos 195 mil años los humanos anatómicamente modernos se cruzaron con un
hombre africano antiguo. En este sentido, los científicos explicaron que hay
cierta evidencia que apoya esta hipótesis.
En 2011, un trabajo examinó los fósiles humanos de Iwo
Eleru, en el estado de Ondo (Nigeria), que mostraban una extraña mezcla de
elementos antiguos y modernos, lo que también sugiere mestizaje entre los
humanos modernos y los arcaicos. “El pueblo de Camerún con una firma genética
inusual está justo en la frontera con Nigeria, y Iwo Eleru no está demasiado
lejos”, apuntó Hammer.
“Los seres humanos más antiguos conocidos a través de
fósiles, tanto en Africa occidental como en Africa central, muestran rasgos
arcaicos inesperadamente, lo que sin duda determina que el escenario más
complejo para la evolución de los humanos modernos está en Africa ”, concluyó
el especialista.